miércoles, 9 de enero de 2008

GUSANOS VERDES

Al principio es gracioso, como un pequeño Gremlin. Desconocido, hace sonreír, hasta puedes jugar con él. Tras mojarse con las primeras lágrimas todo cambia. Su suave pelusa se convierte en púas que se clavan muy adentro. En los huesos, en el estómago, en cada vena. Si intentas arrancarlos se convierten en gusanos. Ya no se clavan, pero se alimentan de tu sangre, de tus ilusiones y vomitan sobre tus mejores recuerdos, tiñéndolos de bilis.
Cuando tu sonrisa es más amplia deciden morder, sin piedad, obligando a tu razón a huir, a tu objetividad a esconderse, a tu bondad a pudrirse.

Dicen que el antídoto es volverse hacia adentro, mirarlos a esos ojos cobardes y sonreírles. Llamar de nuevo a la razón, la objetividad y la bondad. Preguntarles en qué les puedes ayudar, cuál es su problema, por qué quieren hacerte daño.
Y entonces ellos se asustan, por que no saben pensar en serio, sólo saben sentir y arañar. Se hacen más pequeñitos, como larvitas. Vuelven a necesitar miedo para crecer y tienes que encargarte de no alimentarlas con él. Entonces morirán.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola wapa.
me ha encantado, y supongo que lo podremos a plicar a nuestros gremlins partuculares? ahora que tenemos el antidoto...
yo intentaré asustar a mis pequeños gremlins y tu espero que hagas lo mismo preciosa.

yo soy yo y mis gremlins. jojo

mmmmuak