martes, 8 de enero de 2008

Aura

Aura es una mujer, pero aún no lo sabe. Podríamos decir que flota en su particular líquido amniótico. El cabello trigueño dibuja olas alrededor de sus suaves facciones. Los ojos, que tampoco sabe que serán de verdes, se cierran ante la ausencia de vida, su vida. Los brazos marcan, inertes, la anchura de su figura. La piernas se estiran hasta la punta de los pies. La cintura surcada por una línea para separarla de sus caderas de hembra.

Aura es una mujer, y sigue sin saberlo mientras el vestido de princesa rosa se ajusta a su silueta. Su pelo cae rígido sobre su redondeada espalda. Dos agujeros en los lóbulos, dos gotas azules. Pestañas rizadas y zapatos de plástico transparente.

Aura es una mujer y ella lo sabe. Sonríe a los niños y a los hombres que la miran a través del cristal. Pero ellos sólo ven una muñeca: “Aura, una princesa de altura”, pero ella es una mujer.

1 comentario:

Sonia dijo...

Buenísimo...
Te imaginas 20 cosas distintas mientras lo lees. ¿Es un bebé? ¿Transexual quizás? Muy bueno.