martes, 29 de enero de 2008

IMPOTENCIA

Cuando algún vaso resbala de sus manos ella se apresura a recoger los añicos. Baja la cabeza para que nadie vea sus ojos húmedos por las lágrimas reprimidas y exclama en voz alta, que intenta parecer despreocupada: "¡Cuántos bizcochos haría con estas manos de mantequilla!". Se prepara para ir a trabajar con esa prisa a paso lento que tanto me saca de mis casillas y me desea un buen día con una mirada enmarcada en las arrugas que han sido provocadas por risas pasadas y que acentúan los dolorosos esfuerzos de sonrisa de hoy. Su abrazo demuestra más cariño que nunca, pero queda empañado por una debilidad que avanza cada día. Su mano suave, caliente, acogedora, acaricia mi mejilla con comprensión, me pide una ayuda que sabe que nunca podré siquiera ofrecerle y me absuelve antes de poder confesarlo. Aprieto su palma contra mi cara unos segundos más, quiero seguir creyendo que la falta de fuerza física no se corresponde con una debilidad de ánimo, pero es una ilusión muy breve. Cuando nuestras miradas se cruzan da media vuelta. Abre la puerta y sus hombros intentan erquirse para conseguir solamente parecer dignamente cansados.

Soñando en ti

Dormí pensando en ti
y allí estabas, mirándome.
Desperté soñando en ti
y allí seguías, amándome.

La realidad es ahora sueño;
el futuro, ilusión;
la idea, pasión;
lo enormemente trivial,
transcendentamente pequeño.

Ahora que sueño en ti
odio el verbo despertar,
entiendo la palabra sentir,
temo la realidad.

sábado, 26 de enero de 2008

ABEL Y CAÍN




“El señor preguntó a Caín:
-¿Dónde está tu hermano?
Él respondió:
-No lo sé; ¿soy yo acaso el
guardián de mi hermano?”
Gn 4, 9


Caín labraba la tierra con semblante preocupado. Hacía varios días que los pastores habían empezado a bajar del monte. Todos le daban respuestas esquivas cuando les interrogaba por su hermano pequeño. Sospechaba lo peor. Abel estaría ofendiendo al Señor pecando con alguna zagala o embriagándose sin medida. Dos días faltaban para la fiesta mayor, en la que cada casa ofrecía lo mejor de su recto trabajo al Señor y a sus vecinos. Caín había separado los mejores granos de trigo y los más hermosos racimos. Estaba temeroso de que su hermano perdiera los corderos por no vigilar el rebaño. La víspera de la ofrenda, Abel bajó de la montaña y guardó las ovejas. Caín lo encontró ebrio y dijo:
-Desoyes las enseñanzas del Altísimo. Póstrate ante Él y vive buena y rectamente.
-¡Oh, justo y santo Caín! Tan sólo gozo de los dones que el Señor ha querido concederme –rió Abel-. Jóvenes bonitas, aromático vino, hierba mullida y fuerza para proteger mi rebaño.
-Te perderás, Abel. Arrepiéntete a tiempo. Ofrece mañana al Todopoderoso tus siete corderos más tiernos y siente el gozo de compartirlos con los más pobres.
–No soy yo el bienhechor de nadie. Oveja rancia comerán los que duermen bajo techumbre.
-Ve a dormir, Abel. Ojalá el sueño ilumine tu alma.

Caín se recogió en su aposento y oró hasta el alba por los pecados de su hermano. Al amanecer acudió al granero y separó más trigo y uva para la ofrenda. Cuando regresó a su morada, Abel estaba despierto y desayunándose con vino. Caín dijo:
-Es el momento de la entrega al Señor.
-Espero que mi hermano ofrezca suficiente alimento, mis corderos más jóvenes han escapado al monte- contestó el benjamín.
-Piadoso es el Supremo con los descuidos de sus siervos. Lleva mi ofrenda al templo.

Abel marchó y Caín llamó a la puerta de su vecino. Conocía la amistad que le unía a su hermano. Rogando misericordia a Dios, dijo:
-Abel ha recapacitado. Quiere entregar al Justo Padre los siete corderos que han dormido en tu morada-. El vecino se los entregó.

En el templo, Abel llevó al altar sus siete animales con el ceño fruncido. Caín sólo pudo ofrendar el trigo, la uva había sido repartida por Abel entre los pastores. El pueblo alabó la generosidad del menor de los hermanos y vio mal que el mayor no entregara los frutos de su huerto. Caín no abandonó el templo al finalizar la ceremonia. No acudió a la comida ni a la fiesta. Imploró el perdón del Santo Padre por su falso testimonio ante el vecino y por la humildad de su ofrenda. Rogó por la avaricia e insensatez de su hermano. Agotado, salió cabizbajo. Vio entonces a su hermano alejándose del pueblo en compañía de una mujer y se le acercó. La muchacha huyó ocultando su rostro con el manto. Caín susurró:
-Por favor, hermano, no peques hoy.
-¡Déjame tranquilo, Caín! ¿Eres tú acaso mi guardián? -gritó Abel enfurecido. Diciendo esto cogió una gran piedra y la alzó sobre su cabeza mirando con odio a Caín. Sus brazos se quebraron bajo el enorme peso de la piedra, que cayó sobre él partiendo su frente. Caín se derrumbó sobre su hermano y mezcló la sangre que brotaba del cráneo con sus lágrimas como penitencia por no haber logrado salvar su alma a tiempo.

El pueblo acudió al lugar alertado por los gritos de desesperación de Caín. Vieron a Abel muerto con una enorme piedra a su costado y a su hermano ensangrentado y pidiendo perdón al Altísimo.
-Lo ha matado por envidia- gritó un hombre.
-¡Envidioso!- dijo una mujer volviéndose al grupo, -Abel siempre ha sido el más bello, afortunado y bondadoso. Caín le odia.
-¡Merece ser castigado!- pidieron varias voces.
El pueblo cogió piedras y palos y los lanzaron contra Caín, quien las recibió arrodillado y sin oponer resistencia.

“El señor dijo:

- El que mate a Caín será castigado
siete veces.”
Gn 4, 15


(foto encontrada en google, su autoría pertenece a Felipe Mercado)



miércoles, 23 de enero de 2008

No funcionó

No funcionó. Ni rastro del remordimiento que lleva los placeres prohibidos al clímax. Nadie se percató de su sonrisa traviesa al entrar al colegio, ni de su falta de atención en la clase de lengua, ni sospecharon de sus fingidos dolores. Alguna cara de sorpresa cuando saltó la valla del patio a la hora del recreo. Ahora disfrutaba tumbado en el parque de un día perfecto para saltarse las clases. Ni el cielo de comedia americana ni el sol de bollywood le proporcionaban a Don Luis el deseado agridulce de la culpabilidad.

lunes, 21 de enero de 2008

tal vez sea mejor que se quede en casa

- Tal vez sea mejor que se quede en casa. No podemos arriesgarnos. Si la llevamos con nosotros, luego no podremos volverla a traer cuando nos cansemos de ella.
- Pero es pequeña, apenas nos molestará.
- ¿La vas a llevar tú?
- ¿Yo? ¿Cómo?
- Encima, no pensarás llevarla a rastras.
- No, pero...
- ¿Vas a llevarla o no?
- Sí.
- Recuerda que si llevas una pistola, es probable que acabes utilizándola. Así que ponte guantes.

jueves, 17 de enero de 2008

EN TIERRA DE NADIE


Hay guerras olvidadas, que no aparecen ni en telediarios ni en las miradas más transparentes. Hay guerras tan calladas en las que no suenan disparos ni sollozos, sólo el silencio de la muerte y de la resignación. Hay guerras sin batallas que se deciden a cara o cruz, aquí y ahora. Hay guerras tan injustas que suenan a ficción y conspiraciones. Hay guerras paradójicas, con víctimas tachadas de culpables cuando gritan y culpables que reciben condolencias después de asesinar. Hay guerras que abren brechas muy profundas y cicatrices que nunca sanan. Hay guerras que arrasan países y sueños. Hay guerras en las que es imposible no tomar posición o luchar.


Sigo en la batalla.
En tierra de nadie.

martes, 15 de enero de 2008

DUENDE

Son tus ojos de roble
amos de mi voluntad
y cuando sonríen
mis sueños son realidad.

Es tu mirada de duende
reina de mi alegría,
llave de mi contento,
verdugo de mi melancolía.

Son tus labios de musgo
los que con fuego besan.
Son tus labios de piedra
los que con hielo callan.

Es tu sonrisa inocente
y exenta de maldad
pero por ella muero
y vendo mi felicidad.

Eres tú:
bosque de perfección
travesura mágica
lecho de imaginación
ingenuidad.

viernes, 11 de enero de 2008

VUELTA, MEDIA VUELTA, VUELTA ENTERA

Al volverse lo vio claro: media vuelta más y habría dado la vuelta entera. Volvería a mirar hacia el mismo lado. ¿Qué cambiaría? Serían uno segundos más tarde. Y encima estaría mareado. No tenía mucho sentido, ¿o sí?

Sólo eran unos segundos menos en su vida. Así que probó. Dio la media vuelta restante rápido, sobre un pie y con los ojos abiertos. Casi pierde el equilibrio. De acuerdo, el paisaje era el mismo, pero él lo veía distinto. Más nítido. Se fijó en un par de árboles en los que antes no había reparado y a lo lejos vislumbró una especie de caseta.

Al apoyar el pie para evitar caer el suelo, casi aplasta un pequeño caracol. Lo recordó un momento más tarde y volvió a mirar. Ese pequeño bicho era valiente, había asomado sus cuernos y parecía disponerse a continuar su camino.

De nuevo miró hacia lo que le había parecido una caseta. Allí podría descansar y pensar mejor. Ya renunciaría a su sueño de ver mundo otro día.

jueves, 10 de enero de 2008

CHARLES BUKOWSKY - LOS MÁS RAROS -

Hoy una poesía de Charles Bukowski. Se titula “Los más raros”. Este poeta al que meten en la categoría de maldito (bebe, fuma, va de putas, escribe obscenidades y escatologías... ya ves tú!) tardó en convencerme. Veréis, yo huyo de las modas por sistema, me parece que hacen que las cosas buenas pierdan su esencia y las malas se vistan de cualidades que no poseen. Al tiempo puedo acabar adoptándolas y a veces no me queda otra por que lo que está de moda es lo único que existe.

A lo que iba. Yo estudié en una universidad privada extremadamente católica (Opus Dei, que le llaman). En los últimos años parecía que Bukowski se había puesto de moda, supongo que como rebelión a los principios ultraconservadores que nos intentaban inculcar. Entonces yo huí de él. Me volví hacia los clásicos (por llamarlos de algún modo). Pero cuando acabé la universidad, me compré un libro con su mejores textos autobiográficos. Para tenerlo. Para cuando superara mis prejuicios. Lo dejé en el baño. Si tan escatológico y obsceno era, ese era su sitio. Y al final ha acabado paseándose por toda la casa. Lo leo a trozos, porque me gusta. No es tan negativo como dicen, de hecho a mí hay momentos que me parece hasta optimista.

Hoy he desayunado con una de mis “raras” preferidas y he vuelto a recordar este poema que empiezo a aprenderme de memoria. ¡Por mis “raros” esos que son su propia obra de arte!


LOS MÁS RAROS

no es frecuente verlos
porque donde hay multitud
no están
ellos.

esos tipos raros no son
muchos,
pero de ellos
provienen
los pocos
cuadros buenos
las pocas
buenas sinfonías
los pocos
libros buenos
y otras obras.

y de los
mejores tipos
raros
quizá
nada.

ellos son
sus propios
cuadros
sus propios
libros
su propia
música
su propia
obra.

a veces me parece
verlos;
por ejemplo
cierto
viejo
sentado en
cierto banco
de un cierto
modo

o
un rostro fugaz
en un automóvil
que pasa
en dirección
contraria

o
cierto movimiento
de manos
del chico o la chica
del supermercado
mientras meten
la compra
en las bolsas.

a veces
es incluso alguien
con el que has
estado viviendo
un tiempo:
notas
una
mirada
de rápida iluminación
que nunca
le habías visto
antes.

a veces
sólo notarás
su
existencia
repentinamente
en un
vívido
recuerdo
algunos meses
algunos años
después de que se hayan
ido.

recuerdo
a uno:
tenía unos
20 años
iba borracho a
las 10 de la mañana
se miraba en
un espejor
esquebrajado
de Nueva Orleans

un rostro soñador
contra los
murosdel mundo.
¿Qué
ha sido
de mí?

miércoles, 9 de enero de 2008

GUSANOS VERDES

Al principio es gracioso, como un pequeño Gremlin. Desconocido, hace sonreír, hasta puedes jugar con él. Tras mojarse con las primeras lágrimas todo cambia. Su suave pelusa se convierte en púas que se clavan muy adentro. En los huesos, en el estómago, en cada vena. Si intentas arrancarlos se convierten en gusanos. Ya no se clavan, pero se alimentan de tu sangre, de tus ilusiones y vomitan sobre tus mejores recuerdos, tiñéndolos de bilis.
Cuando tu sonrisa es más amplia deciden morder, sin piedad, obligando a tu razón a huir, a tu objetividad a esconderse, a tu bondad a pudrirse.

Dicen que el antídoto es volverse hacia adentro, mirarlos a esos ojos cobardes y sonreírles. Llamar de nuevo a la razón, la objetividad y la bondad. Preguntarles en qué les puedes ayudar, cuál es su problema, por qué quieren hacerte daño.
Y entonces ellos se asustan, por que no saben pensar en serio, sólo saben sentir y arañar. Se hacen más pequeñitos, como larvitas. Vuelven a necesitar miedo para crecer y tienes que encargarte de no alimentarlas con él. Entonces morirán.

martes, 8 de enero de 2008

Aura

Aura es una mujer, pero aún no lo sabe. Podríamos decir que flota en su particular líquido amniótico. El cabello trigueño dibuja olas alrededor de sus suaves facciones. Los ojos, que tampoco sabe que serán de verdes, se cierran ante la ausencia de vida, su vida. Los brazos marcan, inertes, la anchura de su figura. La piernas se estiran hasta la punta de los pies. La cintura surcada por una línea para separarla de sus caderas de hembra.

Aura es una mujer, y sigue sin saberlo mientras el vestido de princesa rosa se ajusta a su silueta. Su pelo cae rígido sobre su redondeada espalda. Dos agujeros en los lóbulos, dos gotas azules. Pestañas rizadas y zapatos de plástico transparente.

Aura es una mujer y ella lo sabe. Sonríe a los niños y a los hombres que la miran a través del cristal. Pero ellos sólo ven una muñeca: “Aura, una princesa de altura”, pero ella es una mujer.

lunes, 7 de enero de 2008

Frío

Hacía frío aquella mañana. El aire de la calle la reanimó. Llevaba dos semanas sin salir de casa, sin ducharse, sin cambiarse de ropa y sin dar señales de vida. Había apagado el móvil, desconectado el telefonillo y el teléfono fijo y ni se había molestado en encender el ordenador. Se sorprendió de que el mundo siguiera igual, o eso parecía. Ella era distinta. Sola. Por fin. Ya no tenía que contentar a nadie, porque sabía que había decepcionado a todos los que la conocían. Tampoco necesitaba gustar a nadie, porque no había nadie que le gustara a ella. ¿Querer?, no le interesaba en ninguna de la direcciones.

Compró lo básico para otras dos semanas más y volvió a casa. Al abrir la puerta no se sintió tan segura. La claustrofobia la poseyó. Se metió en la ducha, el agua caliente casi le levantaba ampollas en la piel, la esponja la arañaba, el jabón olía a calle y a aire frío.

Volvió a refugiarse en la calle. Paseó, corrió, buscó... no sabía hacia donde huir, su sombra siempre la perseguía y pegado a su sombra su cuerpo. Compró libros, revistas, películas, pero en todas había algo que le recordaba su mismidad.

Desesperada se dirigió de nuevo a su ¿hogar? Y le vio. En actitud de espera paciente, de resignación. Se acercó avergonzada y vio que su cara se iluminaba. Saboreó lágrimas de pudor. Él no la tocó. No le habló. Casi ni la miró. Sólo le dio un sobre. En lugar de dirección ponía “Extrañamos tu sonrisa. Te esperamos”. Y se fue.

El viaje en ascensor se le hizo eterno. La carta le estaba haciendo un agujero en el bolsillo del abrigo. Se fue directa a la cama. Cuando despertó, el sobre todavía estaba allí.

domingo, 6 de enero de 2008

Queridos Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:

Espero que no hayan acabado muy cansados esta noche. Sé que no han dejado nada en mi casa y por eso les escribo. Gracias. Estas navidades he tenido algunos regalos materiales (los que he tenido han sido maravillosos y muy acertados). Sin embargo, ustedes se han encargado de regalarme cada día una sonrisa de un ser querido, una sorpresa en cada libro que he abierto, llamadas inesperadas, reencuentros muy esperados, un par de buenos golpes a tiempo, un montón de paciencia y comprensión y una pizca de dignidad y límites hacia los demás, me han devuelto esperanzas que creía perdidas y se han llevado el miedo a perder lo que nada me aporta. Se han olvidado llevarse unos kilos de más con los que me castigó nuestro odiado papá noel, pero a cambio me han dejado un par de ejercicios para perderlos que saben muy ricos por las mañanas. No me han traído el décimo de lotería premiado para poder pagar el móvil, pero no se han llevado a quien siempre está al otro lado del teléfono, así que gracias. Les regalaron a mis amigos cordura suficiente para no dejarme huir de ellos la última noche del año, gracias también por la belleza de mis Audreys y sus cariños y broncas.

Espero portarme lo bastante bien este 2008 como para que no me quitéis nada de esto en 2009.

Mis mejores deseos para ustedes y sus pajes, músicos, bailarinas, gimnastas, payasos, bomberos y camellos.

Duenne