miércoles, 9 de febrero de 2011

Reclamos


La mayoría de las personas piensa que enfadarse es un derecho adquirido a base de sacrificios, renuncias, "aguantes" y malos ratos varios. Y así actuamos. Un día, algo no nos gusta y nos enfadamos, exigiendo que no sea como es, que sea como debería ser. Nos sentimos vejados y volvemos a exigir reparación. Estamos en nuestro derecho, después de todo, ¿qué nos impide enfadarnos?


¿Acaso nuestro enfado puede dañar a alguien? ¿Acaso nuestro enfado nos evita comprender a los demás? ¿Acaso nuestro enfado va a tener consecuencias? ¿Acaso no bastará luego con hacer como que nada ha pasado? ¿O con pedir perdón borraremos las huellas de nuestros malos gestos?


¡Tengo derecho a enfadarme! Y tengo aún más derecho a que después todo siga igual, o mejor, que siga como yo quiero. Al fin y al cabo, nos enfadamos para cambiar las cosas, para conseguir nuestros propósitos, para reclamar algo. Todos los enfados son reclamos y estrategias, y si no funcionan, nos enfadamos más.


¡Pero tengo derecho! Y como lo tengo lo uso, y mientras funcione lo seguiré usando. Y si no funciona, con volver a la normalidad basta. Pero que nadie se enfade por mi enfado, ¡estaba en mi derecho!


Todo enfado tiene solución, como todos los derechos, basta con aceptarlo como algo que no conlleva responsabilidades ni deberes. Igual que tenemos derecho a la vida, a la libertad y a la felicidad y ello no implica la obligación de respetar la vida ajena, invadir la libertad de los demás o ser agradecidos por no pasar hambre semanas enteras. ¡Tengo derecho!, punto. Cuando me canse de usarlo, dejaré de enfadarme y aquí paz y después gloria.


Qué pena que otros sentimientos no se consideren derechos y no tengan tan fácil solución. Puntos suspensivos.







(Si un "lo siento", un abrazo o un arrepentimiento sincero pudieran borrar el daño causado… También los derechos se vuelven contra quien los ejerce. Aún así:

LO SIENTO)

2 comentarios:

sickmanchains dijo...

El perdón como el enfado la mayoría de las veces no reflejan más que nuestras debilidades y temores. Nada debería motivar una situación que terminara en enfado,pero sería utopía. Todos tenemos miedos y todos somos débiles,solo los fuertes no se enfadan,ni piden perdón,ni sufren.Por eso están solos.
Es rentable un enfado? a corto plazo nunca. Y un perdón? Jamás.
Siempre tendrás derecho a enfadarte y te impondrán la obligación de perdonar.Eso no es justo.Pero la vida tampoco.

ne dijo...

Nada hay más injusto que la vida, por suerte, a veces es injusta para regalarnos alguna sonrisa o un perdón ajeno.
La mayoría de enfados son reclamos, gritos para que alguien lama nuestras heridas.
Ni el enfado ni el perdón son rentables nunca, pero tampoco sus contrarios lo son.